jueves, 5 de agosto de 2010

oferta de trabajo



Está bien. Quieres ser vigía, pensó el general mercury esa tarde de junio. Tendrás que ddescifrar hasta la mierda de las aves, le dijo serenamente. Lo cierto es que las cosas habían cambiado desde la última sequía. Los árboles del bosque resentían la pérdida de agua y a decir verdad, ni las siluetas del profesor y de Hannah se mostraban, como solían, algunas noches. Había que tener muy buen ojo, señor vigía, para descubrirlos. Piense usted que cuando los vi, una tarde también de junio, corrí y corrí hacia ellos, que ni se inmutaron y en un abrir y cerrar de ojos doblaron por un camino y desaparecieron. Quizás usted se estará preguntando si existen, significan algo, y qué, continuaba diciendo el general mercury, si llegara a ver al profesor y a hannah, y llegara a creer en ellos como yo, destrúyalos entonces para usted. De lo contrario enviaré al comandante a matarlo.

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